Biocombustibles I: Biohidrógeno

Hoy, con esta entrada, empiezan una serie de artículos, que iré sacando poco a poco, sobre las bioenergías. Sin ninguna duda, la producción de energía de forma totalmente limpia es una de las aplicaciones más importantes de la biotecnología, y es fundamental que todo el mundo conozca el potencial que se esconde tras esta rama de la investigación para poder cambiar, tan pronto como sea posible, el uso actual de los recursos de nuestro planeta.

El hidrógeno será posiblemente el combustible del  futuro. Por muchos motivos representa una alternativa muy conveniente para reemplazar a los combustibles convencionales: es renovable, limpio y produce durante su combustión únicamente vapor de agua y energía. Además  posee el mayor contenido energético por unidad de peso, 122‐142 kJ/g, comparado con cualquier combustible conocido.

¿Cómo se produce el biohidrógeno?

Existen varias alternativas para producir hidrógeno: la electrólisis de agua, la reformación termocatalítica de combustibles fósiles y la combustión de biomasa. Actualmente el 96% del hidrógeno producido se obtiene a partir del reformado del gas natural (metano) con vapor de agua, pero esto implica el gasto de una fuente de energía no renovable para su obtención y la emisión de gases dañinos al medio ambiente.

Reacción de reformado del metano con vapor de agua

Reacción de reformado del metano con vapor de agua

Planta de reformado de gas metano

Planta de reformado de gas metano

Así pues, se hace evidente la necesidad actual por producir hidrógeno de origen biológico. Hay muchos equipos de investigación trabajando en el tema, pero las siguientes aproximaciones son las más estudiadas y prometedoras a día de hoy.

  • Biofotólisis del agua empleando algas y cianobacterias

La fotosíntesis es un mecanismo por el cual un organismo (fotosintético) absorbe energía lumínica y la transforma en energía química. La energía química se almacena en enlaces químicos, formando las moléculas orgánicas, principalmente azúcares. Las plantas verdes fotosintetizan sus carbohidratos utilizando poder reductor (los electrones) del agua, y recolectando la luz solar mediante pigmentos. Al oxidar el agua producen O2 (que se libera a la atmósfera) y obtienen los electrones, que entran en un proceso denominado “cadena transportadora de electrones”.

Esquema en Z de la cadena de transporte de electrones

Esquema en Z de la cadena de transporte de electrones

La finalidad de esta cadena es pasar electrones de alta energía a lo largo de varias proteínas de membrana y los complejos de fotosistemas I y II. Cada proteína utiliza parte de la energía de los electrones para generar un gradiente de protones a través de dicha membrana. Los protones, en mayor concentración a un lado de la membrana, tenderán a moverse hacia el otro lado siguiendo su gradiente de concentración. La energía de este movimiento se almacena en forma de ATP mediante una ATPasa de membrana. Los electrones, al finalizar la cadena, se unen desde la proteína de membrana ferredoxina a una molécula de NADP+ que se transforma en NADPH.

La biofotólisis consiste en la descomposición del agua en hidrógeno y oxígeno gracias a la luz solar y la capacidad fotosintética de algas y cianobacterias. En este proceso entran en juego dos tipos de enzimas que producen hidrógeno: las hidrogenasas y las nitrogenasas.

Las hidrogenasas producen H2 utilizando esos electrones al final de la cadena, uniéndolos a un protón, en lugar de a NADP+. Catalizan la reacción siguiente, donde X representa a una molécula portadora de electrones (normalmente la ferredoxina (Fd)), que se reduce con el agua como donador de electrones por la reacción fotoquímica de la biofotólisis.

Reacción catalizada por la enzima hidrogenasa

Reacción catalizada por la enzima hidrogenasa

Por su parte las nitrogenasas catalizan la reacción de fijación de nitrógeno atmosférico, y en una reacción secundaria, cataliza la reducción de protones.

Reacciones catalizadas por la enzima nitrogenasa

Reacciones catalizadas por la enzima nitrogenasa

¿Y qué microorganismos hacen esto?  Las cianobacterias filamentosas utilizan la enzima nitrogenasa para realizar la biofotólisis directa, mientras que, las microalgas unicelulares utilizan la enzima hidrogenasa reversible para realizar el mismo bioproceso.

  • Fotofermentación de compuestos orgánicos por bacterias fotosintéticas

Algunos organismos procariotas son capaces de realizar un proceso muy importante a nivel ecológico, la fijación de nitrógeno. El nitrógeno es un componente fundamental de todos los seres vivos y se encuentra en la atmósfera en forma gaseosa. Para que el N2 se incorpore a los compuestos y moléculas de un organismo, primero debe tomar una forma orgánica.

La fotofermentación tiene lugar bajo condiciones anaeróbicas, y es realizada por un grupo de bacterias fotosintéticas (bacterias púrpura) que realizan una fotosíntesis anoxigénica. Se llaman “púrpuras” porque son fototróficas y captan la energía de la luz mediante bacterioclorofilas y carotenos que le dan ese color. Estas bacterias fototróficas no captan CO2 del aire como las plantas verdes, sino que utilizan una gran diversidad de compuestos orgánicos como fuente de carbono, por ejemplo ácidos grasos, azúcares y aminoácidos.

Colonias de Rhodobacter sphaeroides (abajo)

Colonias de la bacteria púrpura Rhodobacter sphaeroides (abajo)

  • Fermentación oscura de compuestos orgánicos ricos en carbohidratos por bacterias anaerobias

A diferencia de la fotofermentación, la fermentación oscura se lleva a cabo de forma independiente a la luz y los microorganismos necesitan como fuente de carbono glucosa, xilosa, almidón, celulosa u otras fuentes que pueden ser generadas a partir de la hidrólisis de polisacáridos, proteínas y lípidos.

Reacción producida durante la fermentación oscura, conocida como vía del acetato, y en la que se producen e moles de hidrógeno por mol de glucosa consumida.

Reacción producida durante la fermentación oscura, conocida como vía del acetato, y en la que se producen e moles de hidrógeno por mol de glucosa consumida.

A pesar de no habérsele prestado tanta atención como a la producción de hidrógeno por microorganismos fotosintéticos, la producción de hidrógeno a partir de la fermentación oscura presenta claras ventajas para llevarla a escala industrial: las bacterias fermentativas presentan una alta tasa de producción de hidrógeno, pueden producir hidrógeno de forma constante, noche y día, a partir de materia orgánica, pueden alcanzar tasas de crecimiento suficientes como para mantener el sistema, y además se producen metabolitos con interés comercial (ácidos orgánicos).

La fermentación oscura es la técnica que ha demostrado poseer un mayor potencial, ya que, además de alcanzarse una producción de H2 mayor, resulta la más fácil de realizar técnicamente, los requerimientos energéticos son menores, la economía del proceso resulta más favorable y, por tanto, más factible comercialmente. Sin embargo, también se ha demostrado que un sistema de producción de H2 en tres etapas (los tres sistemas anteriores acoplados) incrementa el rendimiento de cada sistema por separado.

Fuentes:

Martínez y García. Fermentación oscura, fotofermentación y biofotólisis: análisis de su aplicación en secuencia para la producción de hidrógeno biológico.

 

«Esta entrada participa en el LV Carnaval de Química alojado en el blog La Ciencia de la vida de@biogeocarlos

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1 comentario en “Biocombustibles I: Biohidrógeno

  1. Antonio Amate

    Hola Alba,
    Mis felicitaciones por el interesantísimo trabajo publicado recientemente en tu blog, titulado: “Biocombustibles I: Biohidrógeno”.
    He leído con mucho interés el capítulo dedicado a la producción de hidrógeno mediante la combustión de biomasa; encontrando a faltar un comentario sobre la obtención de biohidrógeno a partir del proceso de reformado de productos derivados de la misma, como son el alcohol etílico o etanol (CH3-CH2-OH) -también llamado “bioetanol”- un área de gran interés en lo que a la producción de hidrógeno se refiere.
    Comparado con otros combustibles, el bioetanol presenta importantes ventajas: es fácil de manipular, de almacenar y de transportar; no es tóxico, ni excesivamente volátil. Además, la conversión del bioetanol en biohidrógeno, es posible alrededor de los 523 ºK y la relación molar agua/etanol -alrededor de 13- favorece el rendimiento en la formación de H2, reduciéndose drásticamente la aparición de los odiados depósitos de carbono y de subproductos no deseados, como son el metano y el monóxido de carbono.
    Sin embargo, un posible inconveniente en la reacción de reformado del vapor de bioetanol, podría ser la necesaria presencia de catalizadores eficientes, tanto para la conversión selectiva del bioetanol en hidrógeno, como para la eliminación de las posibles reacciones secundarias que favorecen la formación de productos no deseados: CH4, CO, C2H2, etc.
    Por otro lado, es necesario tener en cuenta que el ya relativamente cercano agotamiento de los combustibles fósiles -hacia el 2050 según algunos expertos, y hacia el 2080 según otros- junto a la grave contaminación medioambiental que ya sufre el planeta, están haciendo de la producción de H2 un tema de máxima actualidad; debido a que el hidrógeno está considerado como un vector energético limpio, sin efectos perjudiciales para el medio ambiente ni para la salud del ser humano, lo que permitiría su utilización a gran escala (con algunas modificaciones) como un combustible limpio y eficiente en los actuales motores de combustión interna, que desde hace más de 100 años y de manera silenciosa -casi sin darnos cuenta- están envenenando el aire respirable del planeta con sus emisiones altamente contaminantes.

    Un saludo,
    Antonio Amate.

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